6/1/09

Propósito para el 2009:un consumo sostenible




El consumo sostenible, es decir, que atiende a criterios de sostenibilidad ambiental y social, es mucho más que una alternativa en la cesta de la compra. Debemos encaminarnos hacia un consumo sostenible, convirtiéndolo en la norma y no en la excepción.

Si no cambiamos las tendencias, en unas décadas (pocas) nuestras condiciones de vida serán peores, y la catástrofe humanitaria podría ser la regla más que la excepción.
La preocupación avanza más que las respuestas. Desgraciadamente, nuestros sistemas de decisión política y económica no se están adaptando a la gravedad del problema al ritmo que debieran, aunque algunos pasos, como la reciente entrada en vigor del Protocolo de Kioto, vayan en la buena dirección. Pero obviaríamos algo importante si confiáramos todo a la acción global. Es cierto que los problemas ambientales no conocen fronteras, que afectan a todo el planeta, que los cambios deben afectar a las principales instituciones políticas y agentes económicos... Pero también es cierto que los ciudadanos tenemos que ser protagonistas en este giro hacia la sostenibilidad global: no sólo exigiendo cambios a los grandes poderes, sino asumiendo además nuestra responsabilidad.



A veces obviamos que los grandes problemas ambientales adquieren su dimensión inmanejable tras sumar millones de comportamientos individuales, lo que activa el papel de los ciudadanos. Nosotros mismos podemos, cambiando nuestras pautas de consumo por ejemplo, reducir la dimensión de la crisis ambiental. Reduciendo lo superfluo, sí, y buscando alternativas a bienes y servicios impactantes. Es lo que podemos llamar un consumo sostenible.