Estamos en plena campaña de rebajas, en la que la mayoría de gente compra compulsivamente, sin cuestionarse de donde proceden todos esos productos... Sin plantearse que todas esas cosas tan baratas estás saliendo bien caras...
La opinión general sobre el mundo dice que está mal, pero yo como persona individual no puedo cambiar las cosas, eso es cosa del gobierno, las multinacionales... Malas excusas que ayudan a tener una conciencia limpia y libre de preocupaciones. Nuestro poder está en el consumo, ejerciendolo apoyamos a grandes multinacionales (monstruos) que esclavizan a sus empleados al otro lado del mundo (donde no existen los derechos del trabajador), que contaminan el planeta etc. Todo eso que sabemos pero de lo que no queremos oír hablar.
¿Es cierto que no podemos hacer nada? Nada más lejos de la realidad, ejerciendo un consumo responsable no solo ayudamos al planeta y sus habitantes sino que nos ayudamos a nosotros mismos. Por un lado deberíamos consumir solo aquello que necesitamos. Esto está bajo el prisma de cada uno, ya que solo yo puedo determinar que es lo que necesito y lo que es superfluo. Además debemos informarnos de la procedencia de aquello que compramos, así como el impacto ambiental que acarrea. Cada vez existen más iniciativas de consumo ético o responsable que van desde comida a ropa pasando por juguetes etc. Si bien es cierto que estos productos suelen ser más caros también es cierto que unas zapatillas de marca costarán hasta 5 veces más que unas de marca desconocida tan solo por la publicidad y la fama, sin tener en cuenta la calidad, que suele ser la misma (debido al paso de controles etc.)
En los productos de comercio responsable al menos ese encarecimiento está más que justificado, ya que a pesar de un precio económico mayor el coste ambiental y humano es realmente inferior.
Siguiendo estas pautas no me sirve decir que con lo que te compras una camiseta de comercio responsable/justo/ético/solidario te compras 3 de la otras porque... ¿Necesitas en realidad 3 camisetas?